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miércoles, 26 de enero de 2011

Mendicidad (columna que me ha publicado hoy 20 minutos)

“No fomentar la mendicidad”. Este mensaje escueto y contundente se puede leer en la iglesia de San Andrés, en Valencia. El párroco lo ha colocado ante la presión de los posibles y reales indigentes sobre los feligreses. No se opone a la caridad, pero sí a su inadecuada orientación.
Tres y hasta cuatro mendicantes esperan, en la puerta de templos más o menos céntricos, con paciencia. Aguardan el final de las misas para pedir limosna apelando a la conciencia de sus conciudadanos. ¿Qué hacer en ésta y en las cada vez más ocasiones que alguien te para por la calle solicitándote “dinero para comer”?
Aquello que te dicten tu cabeza y tu bolsillo. Por supuesto, la mejor aportación consiste en dar a quien sabe la manera más óptima de repartir. Es decir, a entidades caritativas de confianza. Pero muchas veces cuesta negar una ayuda a un congénere. O debería.

jueves, 20 de enero de 2011

El tesón del emigrante (publicado hoy en 20 minutos)

Ha alquilado su casa, vendido su coche y empaquetado las más necesarias pertenencias en 23 maletas. Ha roto el corazón de su madre y se ha largado, con su marido y sus dos hijos, a buscar un nuevo espacio vital. España le había dejado sin paro y sin ilusión.
Ahora afronta aquello que su destino depare en un país de los denominados emergentes. Allí, precisamente, ha ido invirtiendo sus ahorros en pequeñas propiedades. Sólo para arrendarlas. Nunca pensó que en alguna de ellas se alojaría indefinidamente. Lleva planificando esta singladura desde hace un año, cuando asumió que mejor sería bueno por conocer que malo conocido.
Se ha marchado con la determinación de quien sabe que hace lo correcto, aquello que la razón le dicta, aquello que la crisis obliga. Pese a que implica renunciar a toda la existencia que había labrado durante sus 48 años en Valencia. Por ese convencimiento y por su tesón estoy seguro de que le irá bien.

Foto: analitic.com

miércoles, 12 de enero de 2011

La eficiencia del vendedor (artículo publicado en 20 minutos 12-01-2011)

“Lo siento. No me queda ese tipo de pilas pero justo al otro lado de la calle encontrarás una tienda de electricidad donde seguro tendrán”. El dependiente no me dijo que volviera mañana. Vio que me urgía y me proporcionó una alternativa rápida a su falta de provisión.
Una situación similar ocurrió dos días después en un restaurante de carretera. Carecía de mesas libres pero el propietario no dudó, sin preguntarle, en recomendarme dos establecimientos de su ramo en los que afirmó que me darían bien de comer. Acertó.


En ambos casos demostraron que poseen la mejor cualidad que ha de tener un vendedor: ponerse en el lugar del cliente. No buscaron colocarme productos secundarios. Al contrario, me ofrecieron una solución honesta aunque implicara recomendarme a un competidor. Así se ganaron más incluso mi confianza de comprador.

miércoles, 5 de enero de 2011

Juntos de nuevo

El reencuentro de una promoción

Altruitas callejeros (20 MINUTOS -5-01-2011)

Se ajusta los guantes a ambas manos, extiende la bolsa de plástico que acaba de extraer de un bolsillo y emprende su escatológica tarea. Recoge, una a una, las heces de equino que ensucian las sendas que utilizan peatones y ciclistas para transitar por el cauce seco del Turia.
Jubilado, lleva al extremo su civismo. Ha decidido participar en la limpieza de su ciudad y a ello dedica con esmero su tiempo. Como él existen otros urbanitas altruistas en Valencia.
Algunos riegan, abonan y cuidan con un encomiable tesón las plantas del jardín público más cercano a su vivienda. Otros se dedican a fotografiar desperfectos en el mobiliario colectivo para notificarlo a las autoridades públicas. Todos, en definitiva, contribuyen, anónimamente, a mejorar la calidad de vida de sus convecinos.

FOTO EL PAIS-LIMPIEZA EN BANGKOK

Si luego la mayoría lo incumple

La pantomima del pacto antitránsfugas